Mitos: El Rapto de Perséfone
Introducción
Casi la totalidad de los mitos griegos se basan en la necesidad de dar explicación a fenómenos que no podían entender o que no podían demostrar de forma científica, por tanto a los dioses se les acostumbraba a involucrar en relatos según sus rasgos o características. En el caso que nos ocupa los ciclos estacionales repetitivos se basaban en una dualidad: la tristeza (Otoño- Invierno) y la felicidad (Primavera-Verano). La escasez de luz o los campos inertes dejaban paso al periodo donde todo volvía a renacer en un ciclo sin fín, y he ahí donde el rapto de Perséfone tiene su lugar.
El mito
Hades, Dios del inframundo y los infiernos, se sentía sólo en su morada, ciertamente el hecho que el Dios habitara en el peor lugar que se conociera no facilitaba mucho el encontrar compañera, su casa llena de espectros y su ambiente frío y húmedo, acababa con cualquier posibilidad de conquista. Ante tal panorama, decidió adoptar una vía menos amigable, tomaría por la fuerza a una Diosa y se la llevaría al Tártaro para casarse con ella.
Así pues, el Dios sube al Olimpo, cruzándose en su camino con la hermosa Perséfone, preso de la pasión y la euforia la agarró a cuestas y se la llevó a los infiernos con premura para evitar ser visto.... Demeter, madre de Perséfone y hermana de Zeus, angustiada por el retraso de su hija se entera de que Hades se la ha llevado consigo, implora al Dios que la libere, pero sus palabras caen en saco roto, por lo que finalmente decide que Zeus interceda en el conflicto.
Zeus, Dios de Dioses, intenta mediar entre ambos, pero viendo que no existe posibilidad de reconciliación, decide tomar una decisión que favorezca a ambas partes. Durante la mitad del año Perséfone habitará con Hades, y la otra mitad en el Olimpo con su madre.
©Trustees of the British Museum
Es por ello, que durante los meses en que Perséfone está lejos de su madre y del Olimpo, Deméter, diosa de la agricultura, llora y llora desconsolada, creando así la lluvia que riega los campos. Los árboles pierden sus hojas, y las nubes cubren los cielos, mientras que cuando Perséfone alcanza el Olimpo, su felicidad se plasma en el renacer de las cosechas, en la luz brillante del sol, en suaves brisas primaverales.
La base ciertamente no es científica pero es evocadora, no creeis?