Verona
Introducción
Hablar de Verona es adentrarse en un cuento medieval, es constatar que las ciudades del Norte de Italia mantienen el encanto que llevaron a los grandes literatos a inspirarse en sus calles, en su ambiente distinguido y romántico. Verona es la ciudad que cedió sus rincones como telón de fondo a la más idílica historia de amor, la que sobrevivió a la muerte y al tiempo, la de Romeo y Julieta y aun así, y a pesar de que el atractivo turístico reside en la visita al precioso balcón en el que "supuestamente" Julieta suspiraba y Romeo recitaba poemas de amor, lo cierto es que posee auténticas joyas arquitectónicas muy anteriores al medievo y que le profieren un aire ancestral y elegante como pocas. Verona merece muchas visitas, dando un paseo por etapas, por espacios compartidos en el tiempo.
Localización
Verona se sitúa al Norte de Italia, en una confluencia idílica entre su posición estratégica y sus posibilidades económicas. El río Adigio siempre procuró un flujo constante de buenas cosechas pero su localización limítrofe con las tierras bárbaras la convirtió en una ciudad fortaleza que permitía mantener a raya o bien ralentizar, las incursiones de los pueblos venidos del Norte.
Para añadirle importancia, Verona se situaba en un cruce de dos de las vías más importantes de Roma, la Claudia, la Gallica y la Postumia, que permitía el trasiego de mercancías de Este al Oeste y desde el mediterráneo a las tierras del Danubio, por tanto su protección era necesaria y vital para Roma si se quería asegurar el abastecimiento de productos o la seguridad del imperio.
Verona jamás dejó de ser relevante y lo demuestra el hecho que sobrevivió a todos los saqueos bárbaros y a la propia caída del imperio romano de Occidente, pasando a ser una ciudad icónica y representativa de la Edad Media y el Renacimiento.
Los restos
Verona fue confeccionada bajo los estándares del urbanismo romano, es decir se trazó el decumano y el cardo y en la intersección de ambos se construyó el foro de la ciudad. Las vías de comunicación romanas fueron aprovechadas para ese trazado y que confluían en lo que actualmente se contempla como Plaza Elbe. Esta plaza, llena hoy de bares y restaurantes, está coronada por el Palazzo Maffei y es bajo este edificio donde se hallaron los restos de un templo dedicado a la tríada Capitolina (Júpiter, Juno y Minerva).
Para poder observar restos en la superficie, debemos estar alerta pues la gran mayoría se encuentran integrados en la propia arquitectura de la ciudad, así pues hallaremos dos de las puertas monumentales por las que se accedía a la ciudad y que datan de época romana.
Las puertas
Puerta Borsari (Porta Iova)
La puerta Borsari se sitúa en la calle Corso, fue construida en piedra con dos oberturas simétricas para facilitar el paso y sobre éstas se colocaron dos pisos sobrepuestos con seis pequeñas ventanas. Ambos arcos están decorados lateralmente con dos pilastras y un falso frontón que le da una apariencia más elegante, lo mismo ocurre con las oberturas de la primera planta donde algunas de ellas conservan las pilastras y arquitrabes decorativos.
Porta Leoni
La porta Leona o también llamado Arco de Valerio, se sitúa en la Via Leoni. Queda integrada en los edificios de la ciudad pero es fácilmente identificable. Sigue el patrón de la puerta Iova pero actualmente se conserva un arco con pilastras de capiteles corintios y uno de los pisos superiores con tres ventanas, de las cuales la del centro es ligeramente más larga.
También reza la inscripción :
TI . FLAVIUS . P . F . NORICUS . IIII . VIR . ID
Observando la imagen se adivinan en realidad dos puertas una de ladrillo en el fondo y que data de época republicana, y la frontal de piedra blanca remodelada durante la época imperial, junto a ella hay una excavación al aire libre que muestra una estructura circular que se correspondería con el pavimento y el basamento de una torre defensiva.
La Porta Leona, es conocida con este nombre ya que estaba decorada con dos cabezas de león.
Arco dei Gavi
Este arco no es conmemorativo, ni pertenece a ningún emperador, de hecho fue levantado por una familia adinerada que la cedió para embellecimiento de la ciudad y como propaganda, se trataba de la familia Gavia.
Fue reutilizado de mil formas en los siglos posteriores, ya que se usó como puerta para el consistorio y demolido para que sus restos fueran llevados a la arena del coliseo de Verona. Actualmente se halla en la Vía Corso, totalmente reconstruido con las piedras originales, manteniendo la apariencia real y con unas magníficas vistas al río Adigio.
Aunque es arquitectónicamente un arco, mirándolo desde los laterales tiene un aspecto más cuadrado de lo que parece, pues no existen dos únicas oberturas en los lados largos como sería lo más común sino cuatro, una por cada lado.
La parte frontal que es la que se aprecia en la imagen, se compone de un arco con cuatro columnas corintias sobre un pedestal de sillares, con un arquitrabe y un frontón finamente decorado. Los materiales utilizados es la misma piedra blanca que hallamos en las puertas de la ciudad. Entre las columnas encontramos dos nichos que contendrían las imágenes de los máximos representantes de la familia. Este mismo modelo se repite en el lado opuesto.
Los laterales del arco, tal y como hemos dicho, disponen de una abertura en arco pero sobre ellas hay una amplia ventana. El techo interior está decorado con casetones de gran elegancia.
Puente romano de piedra
Uno de los atractivos turísticos de Verona es sin duda los varios puentes que cruzan el Adige, pero uno de ellos constituye una joya ecléctica de varias épocas con orígenes romanos.
Es fácilmente identificable qué parte de la estructura mantiene la datación más antigua, pues dos de sus arcos presentan sillares de piedra más blanquecina correspondiente a los arcos que en la imagen aparecen en el margen derecho.
El puente de cinco arcos desiguales fue reconstruido durante la edad media con ladrillo rojizo, y aunque fue derribado en el 1945, fue reconstruido con los materiales que habían quedado esparcidos por el río.
Durante la época romana existieron siete puentes, el Postumio se utilizó como conductor de un acueducto que abastecía de agua a Verona, mientras que el puente de piedra o "Pons Marmoreus" servía para sortear el río hacia donde se ubicaba el teatro de Verona.
La datación lo sitúa en época republicana y su extensión es de 95 metros de largo por 4 metros de ancho.
Anfiteatro
El anfiteatro de Verona es posiblemente el icono romano de la ciudad, no sólo por su capacidad sino por su magnífico estado de conservación.
Las estructuras de ocio son sin ninguna duda una de las mejores pistas para poder establecer la relevancia de la ciudad dentro del contexto romano, de su demografía y de su importancia para la urbe. El de Verona es el tercero en el mundo en cuestión de capacidad ya que podía albergar hasta casi 30.000 espectadores que se sabe, venían de otras partes para disfrutar de sus espectáculos.
Construido en el s.I, en origen quedaba fuera de las murallas de la ciudad. Fue realizado en piedra caliza blanca al igual que las demás construcciones romanas de la urbe y poseía tres hileras de arcos sobrepuestos, de los que actualmente se conservan dos pisos y 72 arcos. Debido al expolio sufrido durante la edad media y a un terremoto que lo derribó, muchos de los arcos debieron ser restaurados con una piedra más rojiza, a pesar de ello su apariencia es bastante exacta a la original.
La arena dispone de una elipse de 110 x150 que se conserva totalmente bordeada por varios segmentos horizontales de gradas separadas por pasillos y aberturas o vomitorios que facilitaban la salida y entrada de la multitud.
Las gradas sin duda son de las mejores conservadas del mundo, siendo a día de hoy un centro cultural de espectáculos operísticos al aire libre, en parte debido a su increíble acústica.
Teatro
Al otro lado del río, cruzando el puente de piedra, se adivina en el margen una serie de arcadas que ahora constituyen una especie de dique pero que se tratan de los restos del criptopórtico que soportaba una estructura mayor. Echemos un vistazo al otro lado.
Ahí, en la planicie que precede a la ladera se sitúa el teatro de Verona, otra de las grandes obras arquitectónicas romanas que salpican la ciudad, y aunque esté invadida por otros edificios, se adivina su homogénea estructura con un graderío perfectamente conservado y los restos de la planta superior, con la cimentación y vomitorios, que constituian los pisos más altos. No se preserva prácticamente nada del frente escénico pero sus dimensiones nos indican que al igual que la Arena de Verona, la ciudad se erigió con la idea de constituirse no sólo como un eje comercial sinó también de cultura y ocio.
Conclusión
Italia es un maravilloso mapa de grandes yacimientos de Norte a Sur y de Este a Oeste, pasear por las calles de Verona remonta al turista a un segmento histórico que abarca miles de años de ocupación e influencias externas, aunque preminentemente medieval, la ciudad no deja de sorprender con ciertos estallidos de romanización que permiten adentrarse en la época republicana e imperial. Conocerlos todos es contextualizar a la propia Verona para enmarcarla como una de las ciudades más hermosas que nadie debería dejar de ver.
Mireia Gallego
Marzo 2016