Los doce escudos-Ancilia

 
© The Trustees of the British Museum
 

Introducción

El último de los siete pignora imperii desarrollados en los diferentes apartados corresponde a una reliquia intrínsecamente romana. Es de las pocas que pertenecen a esa selección de objetos sagrados venidos de los tiempos más remotos de la ciudad, cuando los primeros regentes de esa urbe en desarrollo afianzaban los cimientos de la que sería una de las civilizaciones más poderosas de occidente.

Aun así, al igual que el resto, dispone de una connotación mística y religiosa que permitió forjar un sólido sentimiento de seguridad. De los ancilias, por tanto, disponemos de más información por parte de los clásicos como Ovidio, Varrón y Horacio, hecho que nos permite hacernos una idea de su aspecto, sus rituales y su ubicación. Pero vayamos por partes.

 

© The Trustees of the British Museum

Numa Pompilio el rey piadoso

Numa Pompilio fue el regente que sucedió a Rómulo, es decir, el segundo de los reyes de Roma. De la época monárquica cabe destacar la importancia que cada uno supuso para la ciudad. Si Rómulo había fundado la nueva urbe y había agrupado a las tribus en un mismo territorio, Numa Pompilio fue el encargado, especialmente, de afianzar y estructurar la religión romana, algo tan importante si cabe como la construcción de las infraestructuras públicas pues si bien estas últimas ofrecen al pueblo un ordenamiento urbanístico, la religión establece la unificación de las diferentes tribus en un único concepto haciendo que el calendario de festividades se generalice y sirva como base para las generaciones futuras, en realidad estás estableciendo una tradición que se perpetuará sin cuestionarse durante siglos. 
 
Numa promulgó algunas leyes e hizo una arcaica división de los grupos de artesanos de Roma, aunque esto parezca un tema menor en realidad estaba creando una forma de agrupar las colectividades: carpinteros, alfareros, etc...que permitía que ellos mismos gestionaran e interpretaran sus necesidades y demandas. No obstante es ampliamente recordado por ser el creador de la Casa de las vestales y de la iniciación del culto sagrado del fuego, así como de una ordenación sacerdotal hasta ese momento diseminada según la curia a la que pertenecieras. Es decir, Numa unificó y creó la división de los Flamen, los pontífices, los sacerdotes Salios y feciales, siendo cada uno de ellos responsable de un culto determinado.
 
Numa, para poder llevar a cabo su interpretación de la religión y para que ésta estuviera plenamente legitimada por el pueblo, se hizo rodear de un halo místico y religioso que justificó la aplicación inmediata de todas las costumbres promulgadas. De hecho aparece relacionado tanto con Júpiter como con la ninfa Egeria, besándose con ella en el bosque sagrado del Monte Celio y uniéndose, según los clásicos, en matrimonio. Los romanos, por tanto, no cuestionaron ni las normas de aplicación de la religión romana ni sus costumbres. De él, es también la construcción del Templo de Jano y de los libros sagrados donde se hallaba toda la normativa de los ritos. Este último tema ya os lo abordaré en otro apartado porque merece una mención especial.
Bien y entonces, ¿qué pasa con los escudos o ancilas? 
 

¿Qué es o que son?

 
ancilios con gorro Apex © The Trustees of the British Museum
 
Podréis imaginar que en esa época en que la precariedad era absoluta y en la que Roma aún era un lodazal húmedo y poco higiénico, las epidemias eran el pan de cada día. No olvidemos que la construcción de la Vía Appia en parte fue realizada para sortear los humedales de los Pantanos Pontinos que habían dilapidado gran parte de las fuerzas romanas a causa de la malaria, así que la propia ciudad, aún pantanosa y sin drenar sucumbió a una peste que fue mermando la población. Numa Pompilio apeló a la piedad de los Dioses, siendo Marte (padre de Rómulo y Remo) quien interfirió haciendo caer uno de sus escudos de bronce con la orden que éste permaneciera siempre en la ciudad para que la protegiera, así mientras estuviera custodiado en la ciudad, Roma sería invencible.
 
Parece ser que la epidemia amainó por lo que el escudo de Marte acabó convirtiéndose en una reliquia fuertemente protegida y ampliamente venerada. Numa temía de alguna forma que alguien estuviera tentado en llevarse el escudo y por tanto la protección del dios, así que siguiendo las instrucciones de Egeria, mando realizar once copias idénticas a uno de los artesanos más habilidosos, Veterio Mamurio. 
Los doce escudos pasaron a ser custodiados entonces por los Saliares o salios, es decir, los sacerdotes de Marte y sacados en procesión durante el mes de Marzo en la festividad de ancilia monvere o en Octubre en las ancilia condere. Ya en época imperial, para garantizar o celebrar los éxitos de las tropas, los jóvenes patricios convertidos en sacerdotes también mostraban los doce escudos.
 
 

Saliares o salios

Los sacerdotes de Marte se perpetuaron por siglos, pero no modificaron más que en pequeños detalles los ritos consagrados al Dios y a su reliquia. Los primeros sacerdotes nombrados por Tulio Hostilio se escogieron entre jóvenes de familias aristócratas que portaban una túnica bordada, una capa corta y el apex, un gorro acabado en una especie de aguja y que es visible en la moneda de la imagen superior, su arma  reglamentaria fue una espada, un bastón o una espada corta. La indumentaria no cambió en siglos así como los cánticos, llamados Carmen Saliare,  que mantuvieron el latín arcaico hasta el punto de que no era entendible ni por los romanos del s.I a.C, tal y como el mismo Cicerón dejó constancia. 
 
Relieve de sacerdote de Marte Salio en la izquierda con su esposa © The Trustees of the British Museum
 
A día de hoy los lingüistas han podido reconocer muy pocas palabras y casi siempre nombrando a Júpiter como dios de la luz y el trueno, a Jano o a Ceres pero es aún un enigma a resolver. No cabe duda que hicieron referencia a Tulio Hostilio incluso con la llegada de Augusto se llegó a incorporar su nombre en el cántico pero básicamente se reducen a versos saturnios que incorporaban una métrica basada en vocales largas y breves que bien pronunciadas evocan una canción acompasada.
 
Estas melodías se acompañaban con una danza muy antigua y simple que se iniciaba con unos movimientos del praesul (el primer sacerdote) que eran imitados por los otros once. Tres golpes en el suelo con los pies, dos largos y uno corto, acompañados del choque de los escudos con el arma simbolizaban la llamada a los Dioses.
Si se analiza antropológicamente, esta clase de movimientos son compartidos con prácticamente todas las tribus antiguas, a pesar de su simpleza es una efectiva forma de acompasar el sonido recordando al producido por las tropas antes de iniciar la batalla o de como el estruendo se transforma en efecto llamada o incluso arma de intimidación. De hecho otro de los ritos relacionados con los ancilia viene dado en periodos de iniciación de la guerra, pues los sacerdotes golpeaban con la lanza de Marte los escudos en el Templo del dios en la Regia para llamarle y que de esta forma permaneciera en alerta protegiendo a las legiones romanas. Otras referencias a los ancilia los hacen vibrar misteriosamente cuando Roma está en peligro o cuando va a iniciarse un conflicto bélico.
 
Como curiosidad no se debía celebrar matrimonios durante el periodo festivo consagrado a Marte ni realizar grandes viajes o cerrar transacciones importantes.
 
 
 
De los escudos propiamente, sabemos que eran de bronce y que su forma era ovalada pero reducida en la parte central en forma de ocho. De hecho podéis ver similitudes expresas en forma con los murales de escudos micénicos que os pongo a continuación y que pertenecen a la colección del Museo arqueológico nacional de Atenas. Ciertamente las influencias venidas del este marcaron a estas primeras tribus que adaptaron a sus propias tradiciones religiosas o sociales.
 
 
 
Dónde acabaron las reliquias es otro de los misterios al igual que el resto de pignora imperii. Si fueron llevados a Constantinopla, ocultos en algún lugar o destruidos ante la llegada del cristianismo es una de las muchas posibilidades que se barajan pero se basan en meras especulaciones sin una base sólida. Quizás es por este mismo motivo que las reliquias siguen siendo sueños lejanos de una época inolvidable.
 
 
Mireia Gallego
Enero 2023
 

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