Palmira
Introducción
Escribir sobre Palmira es hablar con el dolor y la rabia sobre quiénes no entienden de cultura, es el respeto a la historia de sus hombres y mujeres, de aquéllos que murieron por su libertad, es ponerle rostro a la barbarie y denunciar la masacre humana y cultural que se cierne sobre lo pagano, pero al fin y al cabo lo que les ha convertido en lo que son. Es la belleza contra la ignorancia, la gloria de antaño versus la incultura actual, la demostración de que igual no se ha evolucionado tanto.
Este es un homenaje a Palmira y a sus habitantes, es el recuerdo de un pasado poderoso que les pertenece, a ellos y a todos nosotros, es la forma de decir al terrorismo que frente a sus manos manchadas de sangre y a los templos dinamitados, existe miles de personas que haremos lo imposible por difundir la cultura en todos sus frentes, volveremos a elevar las columnas caídas, ensalzaremos su belleza y hablaremos de la capacidad del hombre para crear, jamás destruirán su memoria.
Va por tí Khaled Asaad....
Historia de Palmira
Palmira está localizada en pleno desierto de Siria a 3km escasos de Tadmir, su situación aunque terriblemente dura por las condiciones climáticas, es esencialmente estratégica. Aunque en sus orígenes se trataba de una región habitada por asentamientos locales que se abastecían de los oasis más cercanos, no fue hasta la expansión del imperio de Alejandro cuando Palmira empezó a convertirse en lo que ahora podemos contemplar.
El imperio seleúcida, y por ende macedonio, llevó tras de sí el bagaje cultural heleno y el griego como idioma, esto significó que las hordas de soldados y comerciantes que se afincaron en la zona, crearon un tejido social que se mezcló con el nativo, así pues Palmira creció exponencialmente. No obstante, el auténtico explendor económico se dio durante la ocupación del Imperio romano. No fue una ocupación exclusivamente bélica, pues a pesar de las persecuciones de Marco Antonio, se correspondería más con una colonización paulatina y disfrazada de amistad interesada.
Los romanos lo que hicieron fue respetar los sistemas políticos basados en gobernaciones-regencias orientales con el compromiso de que formaban parte del imperio romano. Adriano, tremendamente apasionado de lo helénico y oriental ofreció la independencia a Palmira, con la condición implícita que ésta fuera aliada de Roma. Efectivamente, Palmira, siendo puente comercial de la ruta de la seda, proporcionaba dos elementos vitales al imperio, por un lado riquezas y trasiego de mercancías y por otro un fuerte natural frente al imperio persa. Era una especie de muro de contención.
Palmira permaneció fiel a Roma hasta la segunda mitad del s.III, es decir durante casi 3 siglos la relación fue relativamente fructífera para ambas partes. En el 260, el emperador Valeriano viaja a las fronteras orientales para acabar con las incursiones sasánidas que amenazaban del poder de Roma, pero es capturado y asesinado brutalmente, Odenato, gobernador de Palmira, aguanta el embiste persa y se pone de parte de Galieno, el nuevo emperador romano. Gracias a su posición de sumisión a Galieno es nombrado regente de Oriente, motivo por el cual Odenato comienza una serie de campañas con la intención de engrosar más ciudades al imperio romano, aunque realmente sus intereses se concentraban en la creación de un estado independiente en Oriente, de esta forma conquista Edesa llegando hasta la capital persa. No obstante, en una de sus incursiones en la Capdocia (actual Turquía) es asesinado tanto él como su hijo mayor a manos de su sobrino Maconius (año 267).
Odenato tenía un hijo menor Vabalato que de inmediato pasó a ser regente, pero su temprana edad hizo que el poder quedara en realidad en manos de la mujer de Odenato, la gran Zenobia que con 22 años se convertirá en reina y azote de Roma.
Zenobia lejos de aparecer como reina al uso, continuó con la campaña de expansión iniciada por su marido, así, a través de un nutrido número de personas de confianza conquista Egipto, Libia y Palestina, todo ello con la inmovilidad de Roma debido a la lucha por el poder, ya que Galieno había sido sucedido por Claudio el Gótico, y a la contención de las incursiones godas que eran la mayor prioridad y que dejaban vía libre a Zenobia.
De esta forma Zenobia, del mismo modo que lo había hecho dos siglos antes Cleopatra de la que decía ser descendiente, reta a Roma y se erige como reina-guerrera, asistiendo ella misma a las batallas, y caminando las travesías con sus soldados.
Paralelamente, ordena la mejora de edificios e insta a las personas ilustres de Palmira a construir estatuas y columnas que formarán parte de la decoración del decumano y el ágora. Parte de la increíble columnata corintia es obra de ella y ordena esculpir efigies con la imagen de su marido y ella para ensalzamiento de su estirpe.
Durante unos pocos años Zenobia vive ajena a Roma aprovechando la situación de inestabilidad imperial, a sus conquistas se les suma el control de las vías de distribución de materias que cortan el suministro a Roma. Para su desgracia, asciende al poder Aureliano en el 270, quién tras contener las incursiones del Danubio inicia una campaña de recuperación de los territorios ocupados. Aureliano, que es un brillante general, lleva a las legiones a Egipto recuperando el control definitivo y posteriormente las dirige a Siria. Aureliano persigue a Zenobia hasta Emesa y le infringe una derrota que la obliga a recular y refugiarse en Palmira. Teniendo en cuenta la fortificación de la ciudad que recorría un perímetro de más de 20 Km, Zenobia confía en la resistencia de sus soldados y en la dosificación de alimentos durante el sitio. El desierto y las condiciones climatológicas le hacen pensar que las tropas de Aureliano perecerán o desistirán pero finalmente decide huir a camello con su hijo. Las tropas del emperador localizan a la reina, siendo mostrada como botín de guerra en su desfile triunfal de Roma.
A pesar de lo romántico de la historia y de su trágico final, lo cierto es que Palmira continuó siendo un bastión romano a pesar de que fue arrasada en el 273. Diocleciano unos 15 años más tardes la reconstruyó y asentó un campamento perpetuo que controlara a los persas.
Los restos
A pesar de la imagen por satélite que aun podemos contemplar, muchos de los templos remarcados han sucumbido a las bombas de DAESH, aun así voy a referenciarlos como si aun permanecieran en pie, no les voy a dar el gusto de apenarme, bien al contrario, las imágenes continuarán dando testimonio inequívoco de su majestuosidad.
Santuario de Bel (rectángulo naranja)
Santuario de Bel
El santuario de Bel se compone de una zona porticada con columnas dobles en tres de sus lados que perimetra el recinto y del propio Templo de Bel. Es la construcción sin duda de mayor tamaño y relevancia de todo el recinto.
Aunque construído en el s.I, su composición es una mezcla de varias técnicas y estilos arquitectónicos fruto de la diversidad cultural de la propia ciudad. Es más que posible que sustituyera a un templo mucho más antiguo y que en realidad se trate de una reforma integral preservando algunos elementos iniciales.
Construído sobre una elevación se alza el templo sobre un podio rectangular con escalinarta, la cella central se haya rodeada de altas columnas estriadas con arquitrabe que recuerda a los templos helenísticos (8 frontales por 16 laterales).
No obstante la puerta principal no se haya en uno de los frontales del templo sino en uno de los accesos laterales, algo bastante inusual, haciendo que su composición recuerde a las puertas egipcias de época ptolemaica, esta colosal obertura de piedra está decorada con relieves de plantas, flores y frutos como la vid. Las columnas perimetrales no conservan los capiteles corintios debido a que estaban recubiertos de placas de bronce, esta técnica también fue usada en el Panteón de Agripa, con los años y los saqueos finalmente se perdieron quedando al desnudo.
Las cornisas están rematadas con unas almenas escalonadas muy típicas de las construcciones mesopotámicas y que emulan de alguna forma la salida, cenit y ocaso del sol a parte de su función ornamental. Disponía de los frontones de arquitectura clásica en forma triangular pero el techo no sufría el declive de los frontones sino que era plano, pudiendo ser transitado, aspecto que recuerda a las construcciones orientales.
La celda disponía de dos paredes lisas en sus lados más largos mientras que sus lados cortos estaban decoradas con 4 pilares externos. En el interior la cella estaba flanqueada por dos adyton (o salas) a cada lado mientras que la zona central, la más grande, custodiaba la estatua y el culto a Bel o dios supremo. Estas salas opuestas estaban consagradas a los hijos de Bel, representaciones del culto al sol y la luna, de ahí sus posiciones contrapuestas. La decoración es helénica en ellas aparecen rosetones con cenefas helenísticas y hornacinas decoradas con grabados. Los lados largos de la celda disponen de aberturas exteriores que permiten la entrada de luz al interior pero dispuestas en la parte superior resguardándose del implacable calor a través de la sombra proporcionada por el porticón externo columnado. El techo interior de la cella estaba decorado con oro.
Las columnas que perimetran todo el área del santuario disponen de pequeños apoyadores en las columnas que permitieron colocar las estatuas de los patrocinadores y principales figuras de Palmira, así mismo en el mismo recinto se encuentra el altar de sacrificios y un salón de banquetes decorados con procesiones de ofrendas frutales y animales.
Tras el santuario de Bel se encuentra un hermoso oasis de vegetación y palmeras que contraresta la visión árida del desierto, la proliferación de pequeños puentes ayudaban a dispersar el agua por las calles de Palmira.
Dejando el santuario a nuestras espaldas iniciamos el camino que nos lleva por uno de los decumanos más expectaculares del mundo, esta vía principal se inicia a través de una puerta monumental (marcada en el mapa en celeste) con tres arcos de diferentes tamaños, siendo el vano central el más grande ellos en estatura y ancho.
Arco, puerta principal al decumano
Digamos que el arco precede a un camino de altas columnas y presenta una disposición muy romana, recuerda a las puertas de muchas de las murallas de la urbe. No se trata de un acceso con tintes de protección sino simplemente ornamental como muchas de las puertas que decoran nuestras principales ciudades y que permitían separar espacios diferentes.
Las aberturas laterales permiten el trasiego de personas a través de los numeros edificios que se mostraban a cada lado, entre ellos, el teatro o al ágora de la ciudad, pero el central, dedicado a carros y trasiego de mercancías, queda custodiado por las dos hileras de columnas corintias.
La gran columnata o Decumano
La gran columnata de Palmira de 1200 metros flanquea la vía principal del decumano de la ciudad, es decir que ésta empezaba en el Templo de Bel y acabaría en el Templo funerario, ahora bien se sabe que la sección intermedia fue realizada por Zenobia que correspondería a la que da al teatro, antes de esta construcción las hileras de columnas se correspondían con el principio del decumano y con la del final, construídas el s.II. Las columnas de porte estilizado con tambores pequeños alzados uno sobre otro están rematados con capiteles corintios y en una posición intermedia fueron adosados soportes que permitieron la colocación de estatuas de bronce.
Asimismo y muy cerca del teatro, para romper un poco con el desnivel de la vía se erigieron cuatro torres llamadas Tetrapylon con 4 columnas en sus esquinas sobre 4 hileras de sillares y rematadas con arquitrabes. Estos cuatro pedestales contenían estatuas.
Posiblemente la gran columnata es el emblema más importante de Palmira por el efecto que proporciona en el visitante y por la magnitud de sus medidas, pasear por este tramo invita al transeúnte a imaginar la apariencia imponente y majestuosa del decumano junto con las innumerables construcciones que se alzaban a cada lado de la vía.
Templo de Baalshamin
Este templo (remarcado en el rectángulo azul oscuro) se corresponde con una construcción antigua, datada en el s.II a.C, a pesar de eso con los siglos sufrió diferentes remodelaciones que le proporcionaron la apariencia que se puede contemplar en la imagen, sigue la estela de los demás templos de aire helenístico con una zona columnada en el perímetro del área para delimitarlo. El propio templo se compone de una pronaos de 4 columnas frontales y una lateral, comenzando posteriormente la cella, ya que no es períptero. La nave para guardar la apariencia del templo, lleva integradas en las paredes laterales 4 pilastras que armonizan el conjunto. Al igual que las otras columnas de estilo corintio llevan acomplados unos salientes para la colocación de estatuas. Está consagrado al dios de dioses Baalshamin (también llamado Bel) portador del rayo y el águila y deidad celeste.
Teatro
El teatro, construído en el s.II sin duda es uno de los espacios mejor conservados y más espectaculares del conjunto.
Se sitúa en una enorme plaza semicircular que estaba columnada. Se accedía al recinto a través del decumano ya que existían dos puertas abiertas por las que el flujo de la gente podía entrar sin aglomeraciones.
De estructura regia, gran parte del graderío y la orquesta quedaba excavado parcialmente, quedando por debajo del nivel de la plaza. Dos accesos laterales permitían acceder al escenario y tres vomitorios (dos laterales y uno trasero) al sector del graderío separados en 12 sectores de unas 14 filas de asientos. El frons scenae se compone del típico sistema romano de sectores de pilonas ligeramente más avanzadas del fondo con 2 columnas frontales con accesos intermedios que permiten entrar a los actores al escenario.
El centro destacado se compone de dos columnas corintias que soportan el arquitrabe y un frontón. El fondo está decorado con una hornacina donde figuraría una estatua, a sus lados un semircírculo columnado destaca el vano central más ancho y alto que los laterales.
Templo funerario
El templo, (marcado cuadrado amarillo), se situaría en el extremo que da a la zona funeraria, y que precede a las torres donde se han hallado las estelas de los más prominentes de la ciudad.
El templo es parecido al resto de construcciones de Palmira, una pronaos de 6 columnas corintias que daría acceso a una cella de la que se desconoce su uso. La cercanía a las torres sugiere un uso funerario.
Estas torres formadas por hileras de sillares con una obertura y hornacinas centrales son los lugares destinados a colocar las cenizas de los difuntos, en ellas se han hallado los relieves de arcones funerarios de gran exquisitez. Aunque son estructuras simples en cuanto a decoración, son significativas en número, dejando patente el nivel económico de la ciudad.
Conclusión
Lamentablemente, Daesh en el 2015 voló casi todos los templos y las torres funerias, dejando un solar en el lugar donde antes se alzaban majestuosos todos los monumentos que he referenciado y un espacio lúdico y cultural como es el maravilloso teatro fue el escenario de una serie de asesinatos televisados. Alegaron el fin del paganismo aunque se trata exclusivamente de incultura y analfabetismo más propia de los bárbaros que de los seres humanos, y aunque a estado islámico no le tiembla la mano para convertir en polvo una maravilla histórica sí que recoge los pedazos para ser vendidos en el mercado negro de antigüedades, aspecto que deja sin efecto sus propios argumentos. Desconozco como acabará esta oleada de terrorismo pero siempre nos quedará Zenobia, Palmira, sus recuerdos y sus imágenes, eso no se podrá borrar jamás y difundirlas hoy más que nunca no es una necesidad sino una obligación, contra la barbarie, cultura, contra el terrorismo, educación.
Mireia Gallego
Febrero 2016