Mercenarios y el Bronce de Ascoli

© The Trustees of the British Museum
 

Introducción

Es un hecho que una de las características más importantes y distintivas de las grandes potencias mundiales es disponer de una unidad militar compacta, preparada, potente e innovadora. El gran éxito del imperio romano fue disponer de un núcleo sólido desde donde vertebraron diferentes aspectos en los que fueron pioneros, podemos hablar desde su capacidad para la construcción de las infraestructuras públicas hasta la forma en que expandían su poder en las provincias diluyéndolas con las nativas en periodos relativamente reducidos, no obstante, muy por encima de cualquiera de estas apreciaciones está la hegemonía militar frente a sus oponentes, aunque en ocasiones algunas se lo pusieran francamente complicado.
Lo que está claro es que explicar el desarrollo y evolución de las legiones romanas no es una tarea fácil sin mencionar otras muchas cosas pero intentaré poner todo en contexto para que sea más sencillo discernir en qué momento entran los mercenarios a engrosar el grueso de las legiones y el por qué. 
 

Orígenes y necesidades

Imaginaros por un momento esa Roma monárquica y primitiva separada por tribus en las colinas intentando regular la administración pública y creando un contingente militar. ¿Cómo empiezas a clasificar a la población?, ¿quién debe sustentar el poder?, ¿cómo se reparte la organización administrativa y bélica? Sin duda, ésta fue una tarea ingente de la que se habla muy poco y que por el contrario dice mucho de sus dirigentes a pesar de que nos hemos quedado con sus miserias o con aspectos tratados muy por encima. Estas sociedades antiguas establecían clasificaciones muy básicas basadas en el nombre y en el poder económico, es decir depende de lo que tengas tendrás veto y poder decisorio, fue de esta forma como sus máximos representantes fueron surgiendo de los miembros más destacados de cada tribu y fue de esta manera como se clasificaron las treinta curias, diez por cada tribu. La segmentación de toda la sociedad se hizo, por tanto, basándose en lo que podían aportar al conjunto; apellido, dinero, mano de obra. Esta misma clasificación se llevó a cabo con las tropas casi en paralelo, los patricios decidían, los equites aportaban caballería pues eran los que podían pagar animales y equipación mientras que los agricultores, artesanos o ganaderos engrosaban la infantería de primera línea, nada nuevo bajo el sol. Esta forma divisoria es efectiva y práctica durante un tiempo pero no cuando te has expandido por el territorio, de tal forma que a las legiones debieron adaptarse a las nuevas necesidades.
 
 
Teniendo en cuenta que Roma era el centro neurálgico de la península itálica y que cada vez iba absorbiendo mayor territorio, se fueron dando cuenta que sus soldados no eran suficientes para garantizar cierta estabilidad. Aunque la infantería romana estaba bastante bien organizada y en un número nada desdeñable respecto a sus vecinos, la caballería flaqueaba bastante más, de esta forma si había un enfrentamiento con zonas poco militarizadas era más fácil conquistarlas pero en cuanto topaban con un enemigo externo o bárbaro con mayor número de jinetes y arqueros, el combate tendía a desestabilizarse, es por ello que reclutaron caballería a través de los itálicos sin ciudadanía, es decir de los habitantes de las ciudades del resto de Italia con las que habían establecido tratados y pactos. El problema llegaría con la llamada guerra social  91 a.C que enfrentó a Roma con estos pueblos itálicos que demandaban obtener la ciudadanía romana a cambio de su contribución de tropas. La realidad es que fue un auténtico quebradero de cabeza para los romanos, en Grecia había sido común tomar a mercenarios, más si cabe teniendo en cuenta que su estructura política constituida en ciudades estado invitaba a que la contratación de éstos fuera factible, pero en Roma hubo una cierta reticencia debido al carácter voluble de estos guerreros vendidos al mejor postor y sin motivaciones territoriales. 
 
Previamente, durante las guerras púnicas que enfrentaron Cartago con Roma, el ejército enemigo de Amílcar estaba constituido prácticamente en su totalidad por mercenarios llegados de las ciudades africanas aliadas, de hecho la llamada "Guerra de los mercenarios" fue un conflicto que tuvo lugar tras la rendición de Amílcar ante Roma. Todos esos hombres que habían luchado con el general cartaginés por un sueldo, tierras o botines de guerra, se quedaban sin nada. Más o menos los historiadores coinciden en que hablamos de unos 40.000 mercenarios sublevados a los que los lugartenientes de Amílcar debieron aplacar. De hecho, Roma aportó cierta cantidad de grano para que Cartago pudiera aprovisionarles, motivados en parte por el tratado por el que Cartago debía pagar compensatoriamente unos tributos a Roma. Si Amílcar era derrotado por los suyos, la posibilidad de que Roma recibiera el dinero en los años siguientes se vería mermada. Por tanto, la visión que el ejército romano tenía de estas tropas auxiliares de mercenarios no era muy positiva. No obstante con el mismo conflicto púnico llega la necesidad de que los romanos empiecen a contratar caballería externa fuera de su territorio en parte debido a la superioridad numérica de esta unidad en las tropas de Aníbal y que habían sido una auténtica tortura en las batallas de Trebia y Cannas. Escipión el Africano se vio reforzado por la caballería del rey numida Masinisa pero también fue necesario reforzar las legiones con los arqueros cretenses y auxiliares honderos de las Baleares.
 
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Escipión, en su tarea ingente y costosa de frenar el avance de suministros a las tropas de Aníbal que acechaba a las puertas de la ciudad, había echado mano, posiblemente más por necesidad que por gusto, de mercenarios hispanos y bárbaros que conocían el terreno y que podían infiltrarse fácilmente en campo enemigo. A pesar de que podían ser reclutados por el contrario, la realidad es que estas tropas auxiliares fueron francamente efectivas, sentando posiblemente cierto precedente en las legiones romanas a cambio de una cantidad de dinero pero sobre todo de lo más preciado, la ciudadanía romana. Ese fue un vale de canje extremadamente valioso para los generales romanos, sobre todo a finales de la República y durante la época imperial.
Efectivamente Sila, César o Pompeyo habían tirado de este recurso durante mucho tiempo, de hecho durante la guerra de las Galias, César había reclutado mercenarios germanos y galos que permitían avanzar sobre un terreno para él, a priori, desconocido, pasando a engrosar sus propias legiones y disponiendo de sueldos y prestaciones que no eran muy inferiores a las de cualquier soldado romano. 
 
Augusto quizás, fue el primero en profesionalizar de alguna forma las tropas auxiliares, si bien antes eran contratados según las necesidades y disueltos tras la resolución del conflicto, con la llegada de Augusto formaron parte de las propias legiones romanas y con carácter definitivo, es decir debían acudir a filas de la misma forma que cualquier legionario romano. La caballería, por tanto, fue cubierta casi en su totalidad por mercenarios extranjeros, siendo divididos en destacamentos con el mismo número de efectivos que las cohortes romanas y subdivididas como las centurias (aunque en su caso eran llamados turmas), dirigidos por un prefecto escogido de entre los suyos o bien por alguien destacado de los equites romanos.
Aunque las tropas auxiliares resultaron ser indispensables en el campo de batalla, también sucumbieron a rebeliones durante la etapa Julio Claudia, debemos entender que estas unidades no luchaban por una defensa territorial ni por un sentimiento "patriótico", sino porque a la finalización de sus años de servicio, tanto él como sus descendientes obtenían la ciudadanía con el consiguiente beneficio que ese aspecto tenía tanto a nivel comercial, político y hasta tributario. Así, cualquier malestar generado por un incumplimiento de contrato o ante la posibilidad de luchar contra las tribus de las que eran originarios, podía levantar una insurrección que desestabilizaba a las propias legiones, más si cabe teniendo en cuenta que éstas habían recibido formación militar romana y que por tanto conocían las estrategias y puntos flacos de los que hasta ese momento habían sido aliados. Ejemplo de ello fue la batalla de Teutoburgo donde Arminio, germano que estuvo inicialmente al mando de las tropas auxiliares romanas, aniquiló a tres legiones dirigidas por Publio Quintilio Varo en una emboscada que dolió y escoció durante siglos. 
 
En conclusión diríamos que era un arma de doble filo, por un lado sin ellas es más que probable que Roma no hubiera expandido ni pacificado con esa efectividad su territorio, pero por otro se arriesgaban al peligro de que éstas acabaran en una rebelión interna con un fin desestabilizador para el imperio. En cualquier caso, sopesando su influencia en términos generales fue más positiva que negativa sin ninguna duda. 
Cuando pensamos en estas unidades de mercenarios, tendemos a imaginar una serie de caballeros o soldados de a pie menos organizados y profesionales que las guarniciones romanas, pero nada más lejos de la realidad. Estas unidades eran de élite, escogidas por su capacidad en el campo de batalla, hábiles en la monta y en el uso de armas. Germanos, lirios, dacios, hispanos o galos fueron ampliamente valorados por su bravura o su valentía e incluso algunos de ellos conformaron unidades especiales. Se tiene constancia por ejemplo que muchos jóvenes romanos preferían alistarse en las unidades auxiliares antes que en la infantería romana, en parte también porque disponían de una formación militar menos exigente físicamente, lo que nos da una idea de que había una clara diferenciación entre la consideración de los legionarios romanos y las tropas auxiliares.   
 
Ahora que ya hemos repasado un poco el papel de los mercenarios y su ubicación dentro de la legión, hablaremos de una tablilla de bronce hallada en Ascoli, Italia y que nos da una información valiosísima sobre los orígenes y compensación a estos hombres. 
 

Bronce de Ascoli

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Antes hemos hablado del conflicto entre Roma y las ciudades itálicas que se rebelaron dejando a las legiones sin caballería. Este enfrentamiento que tuvo lugar entre el 91 a.C y el 88 a.C fue debido al descontento de esas tropas auxiliares que vivían en una situación de desigualdad frente a los ciudadanos romanos, ellos aún no poseían la ciudadanía y recibían una prestación menor, este conflicto fue conocido como bellum sociale o guerra de los aliados. 
 
Debido a esa carencia de caballería, los altos cargos militares debieron echar mano de los peregrinis o lo que es lo mismo, soldados contratados desde ciudades aliadas pero sin ciudadanía.  Esta tablilla hallada en Ascoli, localidad del centro este de Italia, ofrece detalles determinantes sobre la contratación de unos cuantos peregrinis de la zona de Salduie y otras poblaciones colindantes. Esta ciudad íbera, localizada en la actual Zaragoza estaba habitada por los sedetanos. Éstos habían sido aliados de Roma desde las guerras púnicas llegando incluso a ser defendidos por los romanos cuando los sedetanos mantuvieron un conflicto con sus belicosos vecinos, los Ilergetes.  
 
En el encabezamiento de la tablilla se hace mención a la recompensa ofrecida por Cneo Pompeyo Estrabón por los servicios prestados durante las guerras de los aliados; la ciudadanía romana, así como el lugar y la fecha donde tuvo lugar la entrega de la misma. Un segundo apartado recoge los nombres de todos los máximos representantes militares o tribunos entre los que se encuentran figuras tan destacadas como Pompeyo y Catilina, dos de las máximas personalidades de la tardorrepública romana. En el tercer apartado, encabezado por el término "Turma Salluitana" es decir la unidad auxiliar de la zona de Salduie, aparecen los nombres de los hombres que formaron parte de la misma, aquí debemos hacer varias apreciaciones importantes:
 
1) Se desconoce porqué se denomina genéricamente Turma Salluitana, ya que no todos sus miembros provienen de la región de Salduie. Hay muchas hipótesis a este respecto, alguna apunta a que fue el lugar donde fueron contratados, otras a que sus mandos militares procedían de Salduie, otra sostiene que es por ser esta ciudad una capital de mayor importancia administrativa.
 
2) Los nombres que aparecen en el listado especifican su procedencia; Bargarensis, Ilerdenses, Begensis, Segienses, Ennegenses, Libenses, Suconsenses, Illuersensis, es decir tribus que ocupaban la zona de: La Rioja, Zaragoza, Lleida y posiblemente Barcelona. Es importante destacar la influencia de la romanización de primera generación en los nombres de los Ilerdenses, donde aparecen con praenomen y nomen ya romanizados: Cornelius o Fabius, mientras que sus apellidos mantienen su procedencia íbera, esto nos da una pista de que Ilerda llevaba algunas décadas plenamente asimilada como parte del control territorial de Roma a diferencia del resto de los miembros del listado.
 
Por último, en la parte inferior derecha, la tablilla muestra el resto de recompensas añadidas a la ciudadanía romana.
 
Este objeto, como podéis ver, posee un gran valor informativo sobre aspectos muy diferentes pero que confluyen en una única dirección, la relevancia de las tropas auxiliares en la tardorrepública romana y las relaciones contractuales que se dilataron en el tiempo.
 

Conclusión

El imperio romano alcanzó su sobresaliente éxito por muchas razones pero quizás la adaptación a las necesidades de cada momento fue una de las más notorias. Fue un pueblo excepcionalmente práctico, efectivo e innovador en muchos campos. Desde luego en el ámbito militar su potencial fue prácticamente inigualable, pocos imperios estuvieron a su altura, y lo mejor de todo ello es que eran capaces de aprender de los errores para convertirlos en una ventaja en el campo de batalla.
Quizás como punto destacable es el hecho que estos jóvenes ya quisieran disponer de la ciudadanía romana como premio por arriesgar sus vidas. La emergencia de Roma en Europa era patente ya, pero que gentes de diferentes procedencias asimilaran la nueva ciudadanía como un hito a conseguir, permite vislumbrar con sus ojos aquello que estaba a punto de convertirse en el mayor imperio de Occidente.
 
 
Mireia Gallego
Abril 2023
 

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