El cetro de Príamo
Pignora Imperii
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Introducción
De los siete pignora imperii o reliquias sagradas del mundo romano, existen tres que tienen una relación directa con Troya y por tanto con los orígenes de la propia ciudad de Roma. Las reliquias eran sin duda, una manera de afianzar el poder pero sobre todo de mostrar públicamente el derecho hegemónico de la nueva ciudad frente a sus oponentes directos, bien a través de las reliquias relacionadas directamente con los dioses o con aquellas que disponían de un origen mítico.
Ese derecho de custodio, proporcionaba una sensación de invencibilidad y de protectorado estableciendo lazos de pertenencia entre la sociedad romana más primitiva así como una cierta dosis de superioridad militar, será el caso del escudo de Marte del que hablaremos en otro apartado, pero estaréis de acuerdo conmigo que no deja de ser una herramienta poderosa de intimidación.
El cetro de Príamo es uno de estos ejemplos, pero empecemos por el principio.
Príamo
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De los numerosos regentes, tiranos y gobernantes que desfilaron por la guerra de Troya descrita por Homero en su Ilíada, Príamo es el más admirado por su templanza. Aunque los helenos difundían las hazañas de Aquiles, Áyax o Ulises como los héroes a emular, lo cierto es que tanto Héctor como el rey de Troya, Príamo, destilan cierta dosis de admiración y respeto.
La historia de Príamo es una mezcla de mito y realidad. Siendo aún niño, Hércules había salvado a su hermana Hesíone, dando muerte a la criatura por la que debía ser devorada. El por entonces regente de Troya en vez de agradecérselo dando pago al héroe con sus yeguas sagradas tal y como habían pactado previamente, rechazó recompensarlo empujando a que Hércules, preso de la ira, matara a parte de la familia real como venganza. Hércules nunca fue muy piadoso y contenido, aun así el pequeño Príamo escapó de la muerte a través de la intercesión de su hermana que se lo llevó consigo cuando fue entregada como esposa a Telamón, quien le había ayudado a cumplir su venganza.
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El pequeño Príamo en poco tiempo fue colocado en el trono de Troya. Era el único heredero varón que quedaba vivo y posiblemente pensaron que no constituiría ningún problema. Y de hecho así fue. El gobierno de Príamo destacó por el crecimiento económico, político y militar de la ciudad consagrándola con los años como la puerta de oriente medio y por tanto como paso obligado para las transacciones comerciales. Troya había adquirido un papel fundamental y era un regalito demasiado atractivo como para dejarlo al margen. Coincidiremos que la guerra de Troya no era tanto un intento de reinstaurar la honra del hermano de Agamenón sino una posibilidad magnífica de quedarse con la gestión de la ciudad.
El cetro de Príamo sería el símbolo de poder del rey, un bastón de mando que da potestad de control sobre los dominios territoriales. La guerra con los helenos había cogido al regente cuando ya era muy mayor, tras contemplar la muerte de sus hijos en la contienda y suplicando a su enemigo Aquiles que le cediera el cuerpo de su heredero Héctor para que pudiera enterrarle con honor, Príamo se ganó el favor de aquellos que aún veían la virtud del buen gobierno incluso en la guerra. Fue admirado y respetado por propios y extraños hasta el fin de sus días cuando el hijo de Aquiles le dio muerte en el Templo de Zeus.
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Bien, llegados a este punto viene el enrevesado viaje de Eneas y los suyos desde Troya hasta la llegada al territorio Lacio. El Cetro de Príamo habría sido salvado de las llamas tras su muerte y previsiblemente viajó con el príncipe. A la llegada a las costas de los dominios del rey Latino emergen una serie de mitos e historias que en ocasiones son información antagónica pero que confluyen más o menos en algunos aspectos, el primero es que el rey Latino aceptó la ayuda de Eneas para vencer a los rútulos, forzado por la situación o por el interés. Algunos clásicos referencian que o bien el rey cedió terrenos a los troyanos o bien prefirió no establecer batalla con ellos tras ocuparlos, lo que está claro es que Latino ofreció la mano de su hija Lavinia a Eneas garantizando la sucesión y supervivencia de su pueblo. Es en este periodo de negociación entre Eneas y Latino, cuando el troyano previsiblemente regala como símbolo de paz y acuerdo el famoso cetro de Príamo, convirtiéndose en un elemento sagrado para las primeras tribus de la zona y por extensión a la gran Roma de los siglos posteriores. Con la muerte de Latino, el cetro seguirá siendo una reliquia que simbolizará los orígenes identitarios del pueblo romano.
Se cree que estuvo ubicado en el Palatino pero se desconoce cómo era y cómo acabó perdiéndose, todo ello dando por hecho que fuera real.
Cetro etrusco Tesoros Museo Británico
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La reliquia, fuera real o simplemente una invención interesada, simbolizó los orígenes míticos de la fundación de Roma y su hegemonía por derecho divino. Los Dioses, en especial Venus, tan unidos a su nacimiento como potencia cedían el control de la legendaria Troya y de su rey a los nuevos habitantes protegiendo sus conquistas y garantizando su emergencia como potencia en el mediterráneo.
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