Thuburbo Maius - Tunez
Introducción
Hace ya meses que va rondando por mi cabeza, como es habitual, la idea de mostrar los conjuntos arqueológicos romanos del Norte de África. Es como una asignatura pendiente personal, una espina clavada quizás por la falta de tiempo o porque el número de yacimientos es ciclópeo, aunque también hay que decir que se me agolpan ideas variopintas que de tanto en tanto necesito organizar, antes de que entre en una espiral de locura.
Dicho esto, he decido empezar por un yacimiento poco conocido pero no por ello menos relevante, de hecho cuando uno observa con detenimiento las imágenes tiende a destacar la calidad de los materiales y su delicado trato escultórico, pero vayamos por partes y de forma ordenada.
Localización
Thuburbo Maius es un yacimiento localizado y excavado a principios del s.XX, se halla en la provincia de Túnez a menos de 5 km de la población de El Fahs y a 60 km de la ciudad romanizada más importante del Norte de África, Cartago.
La derrota de los cartagineses por las tropas romanas de Escipión, marcó un punto de inflexión, cierto, pero lo que realmente hizo fuertes a los romanos durante las campañas de expansión territorial, fue su capacidad de romanizar a las poblaciones autóctonas. Ese aspecto que queda tan claro en los países mediterraneos de Europa no debió ser tan previsible en el Norte de África.
Historia
Thuburbo Maius fue una ciudad cartaginesa hasta la llegada de Augusto, es decir, era una ciudad sometida tras las guerras púnicas a la tributación romana pero no estaba colonizada. Con la llegada de Augusto y en pleno apogeo de su imperio, ordena que tropas licenciadas ocupen la zona rural para establecerse de forma definitiva. El procedimiento era sencillo, se otorgaba tierras a los soldados para garantizar la subsistencia con la intención de que el exsoldado formara una familia o bien a través de un cónyuge autóctono o con su esposa romana, los herederos en ambos casos serían ciudadanos con estirpe y sangre romana por lo que se garantizaba la continuidad y la no rebelión de las generaciones posteriores. A pesar de que se tiene constancia de que el centro de la urbe estaba ocupada por los ciudadanos autóctonos, con gobernabilidad interna, mientras que los soldados cultivaban las tierras periféricas, con los años se fueron fundiendo en una única población plenamente romanizada.
Durante los siguientes años la ciudad alcanzó un gran nivel de prosperidad, culminado con el otorgamiento del estatus de municipium por el emperador Adriano en el 128 y de colonia en el 188 durante el imperio de Cómodo, momento en el que cambia el nombre a Colonia Julia Aurelia Commoda, en este segmento tan amplio de tiempo, la ciudad alcanza un nivel demográfico y económico significativo, debido al comercio de mercancías que atracaban en los puertos del norte y que se distribuían hacia las urbes del Sur, Thuburbus era un centro de paso localizada junto a la vía romana motivo por el que su crecimiento fue notable hasta bien entrado el s.III. A pesar de que Constantino (quién devolvió a la ciudad el nombre de Thuburbo Maius) y después Constancio intentaron dotar a la ciudad de nuevos medios y edificios de ocio, lo cierto es que ya no pudo remontar en la forma esperada, las invasiones bárbaras y los fenómenos naturales, la sepultaron para quedar latente bajo las áridas tierras tunecinas.
Los restos
El conjunto arqueológico es significativo desde el punto de vista de la relevancia social, no es tanto una apreciación de número de edificios como de calidades del complejo, lo que permite ofrecer información visual de la importancia vital de dotar a estas ciudades del los elementos arquitectónicos romanos.
El Capitolio es un ejemplo de lo comentado, construído por el pueblo de Thuburbo, se conmemoraba el ototgamiento del rango de municipio por Adriano, para ello se construyó un templo consagrado a la Tríada Capitolina: Júpiter-Juno-Minerva, del cual se mantiene en pie el podio, las escalinata y 4 columnas con capiteles corintios.
En realidad el foro y el Templo Capitolino formaban parte de un conjunto homogéneo, es decir el foro de 55 m de ancho, estaba columnado por tres de sus lados, siendo el cuarto el que correspondía con el acceso al Templo. Los mármoles usados fueron de diferentes tonalidades de color para dotar de singularidad y relevancia al templo frente a la plaza rectancgular. El foro por tanto se convirtió en lugar de culto pero también como centro organizativo y de comercio, ya que estaba perimetrado por tabernae (tiendas) de venta local y se conservan los restos de una Curia.
Cerca del foro y el capitolio se hallaría un templete circular formado por 8 columnas consagrado a Mercurio, construído a principios del s.III, afianza más el carácter comerciante de Thuburbo debido al protectorado de este Dios en relación al comercio.
El templo de Juno Caelestis lo forma una estructura perimetral amurallada con un arco de medio punto por el que se accedía al recinto templario. En realidad está ubicado donde anteriormente fue construído un templo al culto de Balaat pero con la romanización en pleno apogeo la consagración a la diosa fue modificada por el culto a Juno, esposa de Júpiter de la misma forma que Balaat lo era del dios púnico Baal. El templo se compone de un podio con escalinata de acceso a la cella con columnas corintias de la que únicamente se conservan las dos de los extremos.
En realidad hay dos recintos termales, las correspondientes a las llamadas termas de verano y las que se sitúan al sur del foro y que serían las de invierno, llamadas así por la disposición de las salas calientes que se orientarían en un extremo u otro, opuesto en cada una de ellas. Ambas fueron construídas entre el s.II y III y posteriormente restauradas ya en el s.V.
Las termas de verano son las más cercanas al foro, y disponen de todos los elementos típicos de estos recintos, al igual que las de invierno no son de grandes dimensiones pero sí que poseen una gran calidad en los elementos ornamentales como los mosaicos finamente decorados con motivos geométricos y columnas de mármoles de colores, haciendo hincapié una vez más en una sociedad cosmopolita y dotada de recursos económicos.
Paralelamente, las termas de verano disponen de una equipación añadida que es la palestra columnada que servía para la realización de ejercicios al aire libre financiada por Petronio y su hijo en el 225, que actuando como mecenas por sus cargos públicos ofrecieron una gran cantidad de dinero para su construcción, se sabe por la inscripción que reza:
Felix primi pilaris ex tribuno praetorianorum et P. Petronius Felix Fuscus fil. eius eques
Romanus et P. Petronius Sev.liberalita te sua fecerunt decreto decurionum ob cuius operis
dedicationem decurionibus denarios singulos et curis singulis denarios quinquagenos dederunt.
Palestra
La magnífica palestra porticada con columnas de mármol y capiteles corintios, muestra una predisposición de los ciudadanos ilustres en dotar a la ciudad de las prestaciones que dignificarían su papel en el Norte de África y su fidelidad a un imperio en pleno apogeo.
Pero Thuburbo no es sólo edificios de culto y ocio sino un compendio de modestas casas y grandes villas ricamente adornadas con peristilos y silos de almacenamiento de productos agrícolas como el que se aprecia en la imagen y que se correspondería con una familia dedicada al comercio de aceite. Estas casas con más o menos recursos muestran su distribución y posición dentro de un plano urbanístico que las situa en una u otra zona según sus capacidades económicas.
Villa de las Fieras Cautivas
Los restos de mosaicos pertenecientes a las diferentes estancias muestran un alto nivel en el perfeccionamiento de la técnica, tan valorada por Roma y que permitó a esta zona de la África Romana un recurso de exportación.
Dibujos con motivos naturales, fieras, deportes o escenas mitológicas permiten al amante de lo latino profundizar sobre una especialización que puso en el punto de mira de todo el imperio a estos artesanos y que afianza la huella dejada por Roma en lugares tan lejanos y singularmente distantes como éstos.
Conclusión
Es una época convulsa y difícil para una Tunez amenazada por el sectarismo más radical. No obstante, aquéllos que amamos la cultura en cualquiera de sus formas y estados, tenemos la responsabilidad de hacer llegar al lector los yacimientos que son patrimonio de todos y que en ningún caso amenaza a religiones ni estados. La cultura no entiende de fe, ofrece sentido a tu presente que no es poca cosa.
África es rica en muchas cosas pero sobre todo hay una civilización que nos une, vale la pena disfrutarla.
Mireia Gallego
Septiembre 2015