Templo de Hefesto y el pozo de los niños
Introducción
Viajar a Atenas y contemplar sus yacimientos es uno de los mayores placeres que puede tener cualquier amante de lo clásico, te invade una mezcla de romanticismo y fascinación por sus monumentos más icónicos, no tanto por su apariencia, que también, sino por el simbolismo como modelo político, social y religioso que lleva implícito cada uno de sus sillares. Si además tienes la suerte de verlo in situ eres consciente de que más allá de los templos que salpican la colina de la Acrópolis hay un mundo a sus pies que enriquece el conjunto con decenas de templos, yacimientos y restos bastante más desconocidos pero no por ello menos importantes. Uno de ellos es sin duda el Templo de Hefesto o Hefestión.
Localización
El Templo de Hefesto y Atenea Ergane, está ubicado muy cerca del ágora de Atenas, sobre una colina llamada Colonos Agoreo. Es un bonito emplazamiento rodeado de zonas ajardinadas que presumiblemente emulan de alguna forma el aspecto de los que decoraban originariamente el lugar. Se tiene conocimiento que junto al Templo era habitual ver a pequeños comerciantes y alfareros ofreciendo sus productos, una especie de mercado que de alguna forma te hace entender el por qué de la consagración a ambas deidades.
Atenea Ergane era el epíteto de la Diosa en cuanto a la protección de los artesanos y Hefesto la deidad dedicada a la metalurgia, motivo por el cual en muchas ocasiones es representado en un yunque forjando al rojo vivo. Es importante reseñar el aspecto físico de Hefesto, considerado un dios deforme y cojo, fue abandonado y arrojado desde al mar por su propia madre al nacer. La discapacidad física de este Dios es una rareza en la teogonía teniendo en cuenta la idea de perfección del resto de los Olímpicos, más si cabe considerando que una de sus esposas fue Afrodita, diosa de la belleza.
El Templo
De los numerosos templos que emergen en el área de la Acrópolis y las zonas colindantes, el de Hefesto es posiblemente el mejor preservado estructuralmente. Es un templo de mármol pentélico, de estilo dórico con columnas estriadas, períptero, es decir, está rodeado por columnas en todos sus lados, y hexástilo, con seis columnas frontales y trece laterales. Posee una pronaos y un opistodomos que para que lo entendáis la primera se correspondería a la zona de entrada al templo, normalmente encuadrada entre dos o cuatro columnas mientras que el opistodomos se hallaría en la zona contraria, lo que vendría a ser una sala donde únicamente tenían acceso los sacerdotes y en la que se custodiaban los tesoros, ofrendas y elementos de culto.
Construido a mediados del s.V a.C no fue finalizado hasta el 415 a.C. Pericles en su gran obra de engrandecimiento ateniense, añadió al conjunto este templo que previsiblemente suplía a un altar más arcaico pero dando prioridad a los que se hallaban en la colina de la acrópolis, de ahí la demora en su inauguración.
Con unas dimensiones de casi 14 x 32 metros, estaba decorado con frisos y pinturas de representaciones variadas que englobaban desde los trabajos de Hércules hasta la batalla de los centauros y presumiblemente escenas de la gigantomaquia. Los frontones estarían cubiertos con imágenes de los dioses aunque a día de hoy no son visibles. El Templo está rematado por una cubierta a dos aguas. La celda interior preservada casi en su totalidad albergaría dos estatuas esculpidas en bronce de la que desconocemos el autor.
Explicada la composición del Templo de Hefesto os preguntaréis qué es el pozo de los niños. Este tema que voy a tratar no es muy conocido pero si os he de decir la verdad a mí personalmente me fascinó, quizás porque de alguna manera se van descubriendo nuevos misterios que van más allá de lo meramente arquitectónico. Vamos allá.
El pozo de los niños
Hace unos años, muy cerca del Templo de Hefesto, se halló un pozo que albergaba en su interior decenas y decenas de huesos. Los arqueólogos comenzaron una tarea titánica de análisis de los restos pero sobre todo debían encontrar el contexto del macabro descubrimiento.
Un equipo multidisciplinar formado por científicos, historiadores y arqueólogos empezó a dar respuesta al enigma a través de los primeros resultados obtenidos en el laboratorio. Según éste, todos los huesos contenidos en el pozo se correspondían con recién nacidos de pocos días o con niños pequeños.
En un primer momento se pensó que podía tratarse de un espacio donde se realizaban sacrificios humanos, pero a medida que se iban recomponiendo los esqueletos y analizando las estructuras óseas de los pequeños, se dieron cuenta que todos ellos presentaban patologías mortales o malformaciones congénitas que les habían causado la muerte. Este hecho y la ausencia de lesiones premortem cambió por completo la consideración del yacimiento, ahora se sabía que los pequeños no habían sido sacrificados por sus progenitores ni lanzados expresamente por sus malformaciones.
El yacimiento además ofreció nuevos datos. Junto a los cuerpos de los pequeños se hallaron figurillas votivas, juguetes y huesos de algunas de las mascotas que acompañaron en vida a los niños, es decir, eran queridos y fueron llorados. Entonces, la pregunta era, ¿por qué ahí? La respuesta era obvia y estaba frente a ellos. Hefesto era el Dios que presentaba malformaciones físicas, en ocasiones se les representaba con sus pies girados hacia dentro aludiendo a los problemas óseos que causaba el trabajo prolongado en la forja, por tanto los pequeños al estar cerca de su Templo recibirían la protección del Dios.
En ocasiones la respuesta más fácil es la obvia, a pesar de la selección natural que estas sociedades antiguas practicaban con su progenie, incluso de una forma salvaje, lo cierto es que en la gran mayoría de los casos, los padres mostraban el mismo amor y cuidado por sus hijos. La delicadeza de algunos juguetes y recipientes lanzados junto a los cuerpos encoge el corazón de cualquiera por más alejados que estemos en el tiempo.
Cuando viajéis allí, no os olvidéis de ellos.
Mireia Gallego
Mayo 2023
