Los Reyes de Roma
En época arcaica es lógico que se estableciera el poder de forma monárquica, a pesar de que Rómulo se había rodeado de una asamblea de hombres sabios, estos únicamente establecían un orden ciudadano en cuanto al cumplimiento de las leyes y a la creación de nuevas, pero se precisaba el mando autoritario de un solo hombre para salvaguardar y garantizar el buen funcionamiento de la nueva ciudad y más teniendo en cuenta que otras tribus amenzaban sus aún débiles fronteras.
La monarquía no puede ser entendida como algo estructuralmente negativo, de hecho de todos los reyes que formaron parte de esa primigenia época algunos de ellos establecieron las bases más elementales pero últiles en cuanto a funcionamiento de la ciudad, organización religiosa, legal y urbanística que se iban mejorando o cambiando a medida que el poder lo ocupaba el siguiente regente y aunque algunos ejercieron el poder de forma absolutista, otros en cambio crearon sólidos pilares sobre los que en el futuro se apoyaría la República romana.
Sabed de antemano que los reyes fueron escogidos por el pueblo y que por lo tanto no eran golpes militares, si bien también hay que aclarar que se escogían entre una élite muy minoritaria. El "cargo" de rey ofrecía un poder sobre la religión, sobre las tropas y sobre la elección de cargos, que es un poder practicamente absoluto teniendo en cuenta que era el Rey quién interpretaba los auspicios, quién controlaba las legiones o quién escogía a los representantes del Senado.
Numa Pompilio (716-674 a. C.)
Numa fue rey por designación y no por interés personal. A él se le atribuye la reforma del calendario romano completándolo a los 12 meses actuales, y la separación urbanistica por barrios, debido a que en época de Rómulo la ciudad había ido ampliando sus fronteras y se dificultaba el control administrativo.
Numa fue un hombre piadoso, que estableció un orden religioso que se perpetuaría a lo largo del imperio, a él se le atribuye la creación de cargos religiosos como el de pontífice o las vestales así como el calendario de celebraciones sacras e incluso la forma en que éstas debían celebrarse.
Durante todo su reinado se caracterizó por la ausencia de guerras, por esa razón, el templo del Dios Jano (el de la doble cara) permaneció cerrado durante su regencia.
Tulio Hostilio (673-642 a. C.)
Tulio fue la antítesis de su predecesor, lejos de formentar la paz y el culto a los Dioses, Tulio fue considerado un gran guerrero.
Él fue el primer rey con conciencia de ampliación de las fronteras, prueba de ello fue la guerra que mantuvo con Alba Longa, que finalmente cayó bajo el yugo romano ampliando así el poder y el territorio. Hay un cierto aire romántico en la ocupación de Alba Longa y es que ésta fue la ciudad fundada por Anquises y por lo tanto podríamos decir la más importante del Lacio, ganar este pulso era poner a Roma a la cabeza del territorio en cuanto poder militar y territorial.
La Leyenda cuenta que Tulio fue aniquilado por un rayo enviado por Júpiter debido a su poca dedicación a las cuestiones religiosas.
Lejos de esa visión guerrera y tosca hay que decir que Tulio infundió en los ciudadanos ese gusto por conquistar territorios tan afianzado en el ADN romano y a nivel arquitectónico se le atribuye la construcción de la Curia romana, lugar de reunión del Senado que permaneció en la misma ubicación durante los siglos posteriores, no fue hasta la república cuando se cambió su localización a la que actualmente ocupa en el foro romano.
Anco Marcio (641-617 a. C.)
Anco Marcio era nieto de Numa, y realmente siguió el legado piadoso y religioso de su abuelo. Evitó la confrontación prefiriendo los pactos con las tribus vecinas y estableciendo alianzas que fueron provechosas para todas las partes.
Anco Marcio fue precursor de grandes obras arquitectónicas que facilitaron el comercio en el Lacio y la libre distribución de mercancias, entre ellas el puerto de Ostia o el puente sobre el río Tíber.
Tarquinio Prisco (616-578 a. C.)
Podríamos decir que Tarquinio fue el gran constructor de Roma y a su vez un gran militar.
Durante su reinado se duplicó el territorio, por lo que tuvo que retocar las instituciones romanas para dar respuesta a la ampliación demográfica ampliando el número de representantes en el senado e iniciar nuevas construcciones para satisfacer las necesidades de los ciudadanos, entre éstas destaca la construcción de la Cloaca Máxima y el Foro Romano, éste último situado en una zona pantanosa drenada previamente para tal fin.
Tarquinio fue asesinado por los descendientes de Anco Marcio, quedando inconclusa una de sus grandes obras el Circo.
Servio Tulio (578-534 a. C.)
Servio Tulio se caracterizó por un reinado largo y ordenado, a pesar de que tuvo que enfrentarse en varias ocasiones a otras ciudades, fue recordado como el gran organizador de la ciudad y de la administración pública.
El crecimiento demográfico obligó a Servio a proteger la ciudad con una gran muralla y a censar a todos los habitantes separándolos en 4 tribus y clasificándolos según su economía. Debido al crecimiento de las clases populares amplió la representación de éstos y protegió sus derechos frente al auge de poder de las clases patricias, si bien es cierto que únicamente tenían derecho a voto estas últimas.
Servio sabía que debía lidiar con una clase popular insatisfecha y una clase patricia con un poder creciente, por ello tuvo que ejercer un equilibrio en las decisiones que tomaba para no acrecentar un malestar incómodo para sus intereses.
Finalmente Servio murió debido a una conspiración por el poder de su propia hija.
Tarquinio el Soberbio (534-509 a. C.)
Si bien todos los reyes hasta ahora habían contribuído de una u otra forma al crecimiento de la ciudad, Tarquinio era un usurpador que se valía de su poder para ejercer una sistema de represión y terror frente a todos los ciudadanos. Abolió algunas de las grandes reformas de sus predecesores y destruyó templos sabinos para ensalzar la importancia de su descendencia etrusca.
A pesar de que fue Tarquinio quién finalizació la construcción del Templo de Júpiter, inciado por su predecesor y suegro Servio, no se le atribuye ninguna otra contribución al estado excepto la asignación de trigo a la población y la obligatoriedad de cumplir con el servicio militar.
La suerte de Tarquinio vino marcada por la violación de Lucrecia por parte de uno de sus hijos, Lucrecia era una joven patricia que ante la deshonra de la violación decidió suicidarse. La familia de Lucrecia, que estaba ligada con la familia real consanguineamente, apeló a la justicia del rey que ignoró la petición, así que Lucio Junio Bruto reunió al Senado, que hastiado del comportamiento del Rey aprobaron la expulsión y el exilio.
El exilio del Rey y su comportamiento tiránico instauró en los ciudadanos romanos un odio a la institución monárquica como sistema de estado que se alargó durante siglos y que influyó de alguna manera en el asesinato en el 44 a.C de Julio César, curiosamente perpetrado por Marco Junio Bruto ( descendiente de Lucio Junio Bruto, instaurador de la república y primer cónsul de Roma).