Villa Pla de Palol

Introducción
La costa de Girona y la del Maresme es un bonito mapa de restos romanos dispersos en forma de villas o factorías. Aunque muchos opten por visitar sus increibles playas, otros decidimos, además, hacer visitas culturales que permite poner en perspectiva las extraordinarias joyas menos conocidas del litoral catalán. Los restos romanos de la Costa daurada en Tarragona, son ampliamente conocidos y desarrollados, pero en la provincia de Girona, se quedan opacados por la excepcionalidad de Empúries.
Platja d'Aro es una de esas poblaciones turísticas, pero la Villa de Pla de Palol que se encuentra entre sus calles, debería igualmente ser un lugar imprescindible para cualquier amante de lo romano.


Descubrimiento
Se conoce la existencia de sus restos desde 1876, pero se empezó a excavar en 1959, documentándose un conjunto termal que pertenecería a la parte noble de la villa.
No fue hasta los años ochenta y ya casi hasta la llegada del 2000 que la parte agrícola de la villa que colinda con la carretera de Platja d'Aro a Calonge, se excavó para musealizarse al aire libre, tal y como la conocemos hoy.
Fue una suerte poder frenar parcialmente la sangría que supuso la construcción desmedida de apartamentos y hoteles en los años cincuenta y sesenta, porque una parte de los restos se perdieron definitivamente, pero esta zona que veis en imágenes más las termas, que quedaron protegidas bajo una propiedad privada, siguen asombrando aún hoy por sus dimensiones.
Las termas por tanto, quedaron ocultas bajo la cimentación de la casa de Fraçois Robert que modificó su propio proyecto arquitectónico para que la nueva edificación se suspendiera sobre bóvedas y cimientos que resguardaran los restos romanos correspondientes a las piscinas frías y calientes.



3D by Meshy
La zona termal sólo es visitable una vez al año cuando la familia propietaria de la casa, permite su apertura pública. Dentro de esa jornada de puertas abiertas, la administración local también realiza talleres y recreaciones para ensalzar el valor cultural del propio yacimiento. El ayuntamiento además, construyó una rotonda conmemorativa cercana al yacimiento con una representación creativa de las termas.



La villa estuvo en uso del s.I a.C al VII algo muy común y que se repite en otras propiedades parecidas, debido a su uso agrícola que permitió un uso comercial y de sustento continuado durante siglos.





Parece ser que la villa se repartía en un par o tres niveles de terrazas con unas preciosas vistas al mar. La parte superior era la parte noble y de residencia de los dómines. Lo que véis en las imágenes es la parte agrícola y comercial de todo el complejo. Desde un patio central pavimentado con cal se abren dos pasillos con estancias laterales de almacenaje, salas con dolias de un metro de profundidad para vino, aceite o cereales, una cocina, un gran depósito y espacios de aprovisionamiento.
La villa también posiblemente confeccionaría cerámica en algún momento de su existencia ya que se ha hallado un sello con el nombre de Porcianus que serviría para marcar las ánforas de vino o las dolia, motivo por el que se cree que fue éste uno de sus numerosos propietarios. Estas mercancías se transportaban por la principal vía romana, pero seguramente también por el puerto ubicado en cala Rovira o en sus alrededores.













No olvidéis visitar estas zonas arqueológicas de pequeños pueblos, ofrecen una valiosísima información sobre la formación posterior de sus núcleos urbanos y de su historia. Platja d'Aro es más que sus tiendas y sus playas, es la historia de Porcianus y de los muchos moradores de sus tierras.
Mireia Gallego
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