Corona gramínea

Introducción
Los símbolos, tal y como hemos explicado en varias ocasiones, deben ser expresiones físicas de una idea, de una identidad, de un modelo. Cada símbolo entraña en sí mismo una explicación, pero también un origen, porque aferrarse a la tradición es lo que nos permite dar legitimidad a nuestros actos y perpetuar lo que consideramos importante como modelo de sociedad.
Las coronas son más que premios, tiene un componente inspirador y un efecto sobre el ánimo. No sólo es la cultura del esfuezo sino que entraña unos valores modélicos que sientan las bases de aquello que es extraordinario.
Si en la corona cívica se premia la valentía ante el peligro de un compañero, en la corona gramínea damos un salto mucho mayor.

Orígenes
Las fuentes clásicas dan información sobre, más o menos, cuántas se entregaron hasta el s.I, pero tampoco podemos fiarnos en exceso de estos datos que son posteriores. Lo que sí sabemos es que en el s.V a.C, Lucio Sicio (o Sinicio) Dentato, tribuno de Roma, se convirtió en el mayor héroe militar hasta el momento, siendo condecorado con decenas de premios que abarcaban coronas, brazaletes, lanzas, tiaras, etc., un auténtico portento militar incluso en los últimos días de su vida, hasta el punto que los soldados encargados de asesinarlo por sus desavenencias políticas con los decenviros, salieron escaldados en gran número. Murió sí, pero dejando un reguero de muertos con él. Al menos sabemos que Lucio Sicio recibió también, a sus ya valorados trofeos, la corona gramínea.
Adquiere mayor relevancia la figura de este sobresaliente plebeyo convertido en jefe militar, cuando sabemos que tal distinción se entregaba a aquellos generales que habían salvado no a uno o dos hombres, sino a una legión entera.

Puede ser que nos resulte chocante entender porqué estaban confeccionadas con materiales tan humildes y simples, pero tiene una explicación. Estas condecoraciones tan extraordinarias, las solicitaban entre vítores los soldados de la legión, es decir los de menor rango decidían premiar a su general, legado o tribuno con tal distinción, por tanto, al ser un acto casi improvisado, la corona se realizaba al momento con los elementos que se tenían a mano y que incluían espigas o grano, flores y hojas. Tan simple como eso.

Tras Lucio Sicio vinieron más, pero no muchos más. Era tal su excepcionalidad que en total se entregaron, entre el s.V a.C y el s.I un total de entre ocho o nueve coronas gramíneas.
Lucio Sicio Dentato, del que hemos hablado.
Publio Decio Mus: en la guerra con los Samnitas
Fabio Máximo: en su denfensa de las legiones y la ciudad de Roma ante la incursión de Aníbal.
Marco Calpurnio Flama: El Leónidas romano que con un contingente de trescientos hombres logró contener al ejército púnico.
Publio Cornelio Escipión Emiliano: Durante la tercera guerra púnica, cuando puso a salvo a una legión ante la incompetencia militar del magistrado Manilio.
Gneo Petreyo Atinas: En la guerra contra los cimbros.
Lucio Cornelio Sila: Durante la guerra social en Nola.
Quinto Sertorio: Aunque éste hay que ponerlo en duda.
Augusto: Como no. Entregada por el mismo Senado, una anomalía en sí misma.
Publio Decio Mus: en la guerra con los Samnitas
Fabio Máximo: en su denfensa de las legiones y la ciudad de Roma ante la incursión de Aníbal.
Marco Calpurnio Flama: El Leónidas romano que con un contingente de trescientos hombres logró contener al ejército púnico.
Publio Cornelio Escipión Emiliano: Durante la tercera guerra púnica, cuando puso a salvo a una legión ante la incompetencia militar del magistrado Manilio.
Gneo Petreyo Atinas: En la guerra contra los cimbros.
Lucio Cornelio Sila: Durante la guerra social en Nola.
Quinto Sertorio: Aunque éste hay que ponerlo en duda.
Augusto: Como no. Entregada por el mismo Senado, una anomalía en sí misma.

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