Silla Curul

Sella Curulis Teatro Herculano CC
 

Introducción

En muchos de los artículos que habéis leído en esta web o en otras, incidimos en la importancia de los símbolos para el mundo romano. Establecer un nexo con el pasado de alguna forma ofrecía cierta autoridad moral, pero también constatar su estatus por derecho. Así, los símbolos de uso continuado legitiman y establecen un precedente y éste del que os hablaré ahora es uno de los más relevantes en el ámbito público. En ocasiones un elemento a priori simple se convierte en todo un referente. Vamos a conocerlo un poquito.
 

La sella curulis etrusca

Lápida etrusca CC
 
Un taburete, es así de simple, o eso parecería, pero lo cierto es que en época de los etruscos, los magistrados utilizaban estas sillas, algunas plegables, que indicaban su estatus frente al resto de la población. De hecho en estas lápidas se observan las sillas curules ocupadas por personas de rango político o militar. Ya en época monárquica, influenciados por los símbolos de los etruscos que también formaron parte de la lista de los reyes romanos, se siguió usando como símbolo distintivo. Tito Livio, nos referencia el conocimiento extensivo que tanto la sella curulis como la toga praetexta tienen su origen en Etruria. 
Lo curioso es que la etimología de "curul" viene probablemente de "currus-carro" y eso nos ofrece una pista de ese origen monárquico romano en el que el regente de turno viajaba en un carro tirado por caballos, desplazándose a los espacios administrativos o jurídicos, para tras ello sentarse en su taburete e impartir sentencia pública desde lo alto de su carruaje. Es decir es un símbolo de prestigio, pero ante todo simboliza la legitimación del poder sobre el resto.
 
Lápida etrusca CC
 
Y si en época de regencia, la silla curul (sella curulis) servía para que las ilustres posaderas gozaran de comodidad ante la plebe, en época republicana se extendió a los magistrados públicos con imperium, es decir aquellos que tenían poder punitivo sobre la población, fue el caso de cónsules, pretores, dictadores y como no, usados por los emperadores posteriormente. Cabe reseñar algunas excepciones como los ediles curules o los sacerdotes del culto a Júpiter que también podían usarla. 
 
Lo curioso es que preservó sus orígenes estéticos desde el inicio.
Ese símbolo de exclusividad era ampliamente conocido, entre otras cosas porque en ocasiones agasajaban a determinados políticos o emisarios extranjeros con el honor de sentarse sobre ellas, por tanto se entiende que a pesar de la simpleza de la forma sería un elemento común entre los círculos de poder público.
La imagen que ilustra la cabecera del artículo, es la estructura de una silla curul hallada en la zona del teatro de Herculano, porque precisamente la zona cercana a la orquesta o al escenario estaba reservada a los ilustres locales, separándose visualmente del espacio destinado a la plebe. 
 

Apariencia

Se fabricaban en materiales nobles como el marfil o el bronce y sobre esas patas en forma de "x" se colocaba una base almohadillada muy simple. Estaba carente de apoyabrazos y de respaldo, aunque la evolución posterior fue moldeando su apariencia para adaptarse a la comodidad de nobles, generales de rango, o reyes, porque no os penséis que desapareció en cuanto el imperio romano sucumbió sino que permaneció con el mismo significado en cortes y círculos de poder religioso.
 
Así, cada vez que os sentéis en un taburete de suave terciopelo rojo con patas cruzadas, podéis imaginaros magistrados, poderosos tribunos militares o cabezas sacerdotales de un culto pagano. A veces lo simple no lo es tanto.
 
Mireia Gallego

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